Abrir la casa, abrirse a lo incierto. En un mundo donde la SEGURIDAD justifica el odio, el miedo, la discriminación, el deseo de muerte, el encierro y el pánico. Nosotros decidimos abrir nuestra casa porque no queremos encerrarnos, porque no creemos en lo seguro, porque sabemos que el encuentro produce otra realidad.
Porque mientras para muchos llega el fin del mundo, y para otros reina el sálvese quien pueda, para nosotros, hay que inventar otros mundos: y sólo con otros puede ser posible.
Podemos no prender la tele, no leer los diarios, pero están ahí, esas voces que hablan por nosotros cada vez que callamos, cada vez que silenciamos nuestros sentimientos. Cada vez que decidimos no participar, porque ya “demasiado tenemos con nuestra vida”. Cada vez que cedemos nuestro lugar, es colonizado por el slogan del vacío, por una generalización que niega cualquier forma singular de vida.
No entreguemos nuestra voz, nuestra alegría, nuestra potencia. No compremos alarmas, no pidamos más policía, no nos enrejemos.
¿Saben?, no sonreiremos a la cámara, no le entregaremos ese gesto que nos hace libres.
Resistir hoy es inventar una vida que no se someta al miedo, a “lo que hay”, a lo mismo, a la decepción, al recuerdo-cuerda, a la tristeza.
Abrir, abrir la cabeza, el cuerpo, , los ojos, las orejas, cada vértebra de nuestra columna, los músculos, los poros de la piel, el cuero cabelludo, abrir para que pase otra cosa, para no creernos los fantasmas que alimenta el encierro.
Abrir y sorprendernos de que el otro no es un enemigo en potencia, de que hay otros ahí afuera que también quieren otro mundo.
Abrir cada gesto de nuestro rostro, para que ya no sea el mismo. Para que una nueva mueca habite allí. Abrir nuestro pensar y nuestro sentir.
Encerrarse, clausurarse, enroscarse, son movimientos que nos aíslan, nos vuelven densos, tristes, parásitos, nos quitan la potencia de vivir.
Los invitamos a abrir sus bocas y reírse más, abrir sus ojos y ver algo que no esperaban, abrir su nariz y tomar más aire, a expandir sus limites para ensanchar la vida y volverse viento.
